Arte urbano, por definición, son manifestaciones artísticas desarrolladas en el espacio urbano. Sin embargo, a lo largo de los años, el arte callejero ha superado esta definición y se ha caracterizado como liberador, democrático y transformador, y aunque su reciente resignificación ha sido cuestionada, sigue siendo una forma de expresión hermosa, auténtica y significativa.
Como se mencionó, el arte callejero históricamente ha estado asociado a la lucha por la libertad o la defensa de discursos políticos, ya sea en la Alemania nazi, en Europa del Este socialista o en la sociedad moderna globalizada y polarizada. También ha estado vinculado a diversas luchas sociales en el entorno urbano, por ejemplo, el surgimiento del graffiti se dio en la cultura hip-hop estadounidense que buscaba revertir la marginación de los jóvenes negros que vivían en las periferias. De manera similar, en Brasil, la urbanización fue un lenguaje artístico para que los oprimidos se expresaran. Sin embargo, de manera análoga a la teoría de la "industria cultural" de Adorno y Horkheimer, las masas rechazaron lo que no se ajustaba a los estándares de la sociedad, por lo que el graffiti fue excluido por la industria cultural.
Por lo tanto, es evidente que las concepciones actuales sobre el arte urbano han cambiado, ya que no es reprimido, sino valorado por muchos intelectuales debido a su carácter espontáneo, su accesibilidad gratuita y su carácter insurgente. De esta manera, el arte callejero ha logrado superar la marginación y hoy en día su estatus es multifacético, desde manifestaciones artísticas hasta lugares turísticos. Un ejemplo de esto es el Muro "John Lennon" en Praga, República Checa, que después de años de censura por parte del gobierno comunista del país se convirtió en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
A pesar de que el surgimiento de este arte es, entre otras cosas, un reflejo de la vida precaria en las periferias, el consentimiento al arte urbano no ha representado una solución para los problemas que presenta, ya que la violencia y la precariedad de las infraestructuras contra las cuales los artistas se manifiestan todavía existen. En otros lugares donde la aceptación del arte urbano ha evolucionado más rápido, como en Europa, se ha señalado como un factor de gentrificación, donde los grafitis, debido a su popularidad, contribuyen a la valorización inmobiliaria (más sobre esto aquí). Los casos mencionados son dos caras de los problemas causados por la resignificación del graffiti, en la que su popularidad pone en riesgo su aspecto moral. Después de todo, ¿la pérdida del carácter insurgente del arte callejero no podría contribuir a su banalización y perjudicar su capacidad de movilización social para resolver sus problemas?
Otro desafío es que muchos aún no saben diferenciar el graffiti de la pintura urbana: esta última es ilegal según el artículo 65 de la Ley de Delitos Ambientales 9.605/98, ya que se realiza en propiedades privadas sin permiso, dañando el patrimonio y está asociada a la violencia de pandillas, a diferencia del graffiti. Sin embargo, la corriente de "pixo" de la ciudad de São Paulo ya se considera una manifestación artística, superando la barrera del vandalismo.
A partir de lo expuesto, es necesario que los beneficios de la reciente fama del arte urbano se dirijan hacia la realización de los ideales presentados por él. Considerando que, en el caso de Brasil, estos ideales se refieren en su mayoría a la resolución de las disparidades en las periferias urbanas y que el arte urbano puede convertirse en una atracción turística, los gobiernos locales deben fomentar este tipo de turismo y dejar sus actividades y ganancias para las comunidades de donde provienen los artistas. Para lograr esto, es necesario que el poder legislativo permita a las comunidades reclamar la autoría y la responsabilidad de sus grafitis y convertirlos en una actividad económica a través de la realización de recorridos turísticos que, al ser llevados a cabo por personas que comprenden el verdadero significado de la obra, permiten mitigar la banalización del graffiti y preservar su significado. También es necesario que el poder público libere fondos para permitir la contratación de personal de la propia comunidad para trabajar en el proyecto.
En la resolución de este problema, los jóvenes no se quedan atrás, ya que la mayoría de los artistas urbanos son jóvenes. Entre las medidas adoptadas, se debe concienciarlos sobre la diferencia entre el arte y el vandalismo y hacer que participen en el debate sobre la resignificación del arte urbano. Además, es necesario fortalecer los lazos entre las comunidades y el arte urbano. Un ejemplo de proyecto que intenta consolidar esta relación es la "intervención artística" de YSP, en la que las propias comunidades donan dinero para comprar pintura y ayudan en la creación de las obras.
Por Ângelo Costa
Traducido por Kwan Ja
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