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Guía de Supervivencia en la Era Digital para los Millennials


Nada más despertarte, ¿qué es lo primero que haces? Cuando estás en el metro, ¿cómo te diviertes? Si sus respuestas involucran un teléfono inteligente, una tableta, una computadora portátil o una computadora, entonces esta guía es para usted.


A medida que avanzamos en las olas del progreso digital, los dispositivos modernos se están convirtiendo cada vez más en una parte vital de nuestras vidas. Los teléfonos móviles, Internet, portátiles y ordenadores son necesidades básicas para pasar nuestros días, que a su vez se ven acelerados por estos avances tecnológicos. Ahora podemos conectarnos con nuestros amigos y familiares, preparar deliciosos fideos y aún tener tiempo para ver un programa de televisión, todo simultáneamente, con solo presionar un botón.


Muchos de nosotros parecemos tener una relación seria con los dispositivos electrónicos, disfrutando de la distracción y la felicidad que nos brindan a lo largo del día: en el tiempo que pasamos en el transporte público, durante una conferencia aburrida o incluso haciéndonos compañía mientras comemos. ¿Pero todo este consuelo y alegría entubada no tienen consecuencias? La juventud es una fase intensa, apasionante y de autodescubrimiento, es un período en el que comenzamos a notar complicaciones que afectan nuestro carácter, nuestras relaciones y nuestro propio sentido de alegría. Uno de los principales factores que ha influido en el desarrollo de las últimas generaciones es, precisamente, esta relación entre los jóvenes y la tecnología, que cada día cobra más relevancia para la llamada felicidad juvenil.


¿Cómo ha afectado la tecnología moderna lo que nos hace humanos y cómo podemos ser conscientes del cambio que estamos atravesando como sociedad?


El culpable: la gratificación instantánea


En muchos casos, nosotros, como generación moderna, encontramos una gratificación instantánea al interactuar con nuestros dispositivos: recibir "me gusta" en las redes sociales, ver nuestras series favoritas, hacer compras desde el sofá de casa y la lista continúa.


Según estudios neurocientíficos, cuando el uso de las redes sociales cumple con nuestras expectativas, nuestro cerebro libera un neurotransmisor que proporciona sensaciones de alegría o gratificación. Este neurotransmisor es la dopamina, que influye directamente en el estado de ánimo, el aprendizaje, la atención y las emociones y, por tanto, está directamente relacionado con el sistema de recompensa del cerebro. Al realizar determinadas acciones como que te guste tu foto en las redes sociales o antojar y comer chocolate, se estimula el área tegmental del cerebro y, así, se libera dopamina en determinadas partes del cerebro, proporcionando la sensación de placer. Sin embargo, una dependencia excesiva de este sentimiento es perjudicial, ya que, según los expertos, acaba derivando en una euforia artificial.


El resultado: alegría para dormir


La gratificación instantánea puede obstaculizar nuestra capacidad de experimentar una sensación de alegría más profunda. Imagine un mundo donde el fácil acceso sea la norma y todo lo que necesitamos se adquiera con un mínimo o ningún esfuerzo, de modo que los humanos ya no se necesiten unos a otros ni al mundo que los rodea.


Por supuesto, esto es una simplificación excesiva de nuestra situación actual, pero nuestra generación muestra síntomas de dependencia excesiva de la gratificación instantánea. Actividades como los juegos y las compras en línea pueden convertirse en pasatiempos obsesivos. Nuestra interacción con las personas es reemplazada por la interacción a través de las redes sociales como forma de autoafirmación.


Si utilizamos continuamente este método para sentirnos bien, forzando la liberación constante de dopamina en el cerebro, nuestra capacidad de sentir alegría puede volverse inestable debido a estímulos sucesivos y, así, nuestra mente puede llegar a un punto de entumecimiento en relación a lo que realmente hacemos. nos da felicidad.


Si nosotros, como sociedad, dependemos de la gratificación instantánea para experimentar la alegría, corremos el riesgo de desarrollar vínculos frágiles con el entorno en el que vivimos y de ver la realidad y las relaciones humanas, fuera de Internet, de forma artificial. Este tipo de estilo de vida crea un obstáculo para que experimentemos una felicidad intensa y genuina.


La solución: la moderación es la clave


La conexión no es algo malo. Estar conectado a los avances tecnológicos, información de todo el mundo o las redes sociales puede ayudarnos a avanzar como individuo y comunicarnos con el mundo, aumentando la empatía y el entendimiento mutuo al acercar otras naciones, idiomas y culturas a ti. Sin embargo, es importante equilibrar el tiempo que dedicas a mantenerte conectado con el tiempo que reservas para ti, valorando tu bienestar y espiritualidad. En internet podemos hacer y ser lo que queramos, pero es fundamental que este tiempo no se convierta en un sustituto de tu vida. Necesitamos tener nuestro espacio para desconectar y experimentar lo que nos rodea. Ya sea que estas cosas sean buenas o malas, superarlas y afrontarlas son parte del proceso de crecer y convertirse en una mejor persona.


Algunas recomendaciones para desconectar un poco más en el día a día:


  • Al despertar prioriza saludar a tu familia, meditar o desayunar bien en lugar de revisar todos los mensajes en tu celular.

  • Cuando estés en el metro o en el autobús, intenta distraerte entablando una conversación con alguien o leyendo un libro.

  • Elimina tus aplicaciones de redes sociales de la pantalla de inicio de tu teléfono, para que solo tengas acceso a ellas cuando realmente las necesites.

  • Como nuestro crecimiento personal no se produce tan rápido como el avance de la tecnología, bajemos un poco el ritmo y dediquémonos un tiempo para que la tecnología pueda, de hecho, ser nuestra herramienta y no al revés.

Texto original: The Digital Age Survival Guide for Mindful Millennials, publicado en el sitio web DP Life

Traducido al portugués: Jin Hwa Olimpio

Adaptado y revisado por: Ryung Suk Fraga Moreira

Traducido al español: Kwan Ja

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